viernes, 18 de abril de 2014

Ciudad Delirio , donut en almíbar

Que una empresa privada realice un spot-largometraje para vender su producto es lo normal en un mundo dominado por el mercadeo. Que, a su vez, tenga la simpleza de un culebrón es lo normal para llegar a un público  amplio. Lo que sorprende es el apoyo entusiasta de los dueños de la distribución y el negocio disfrazado de amor patrio.
Si por algo sobresale el mandato de George Bush Jr. es por haber legalizado el Estado Corporativo. Rápidamente la idea fue ampliada al mundo entero, al punto de no saber dónde termina lo público y donde empieza lo privado o donde lo privado se devora a lo público.
II
Alguna vez le preguntaron a un director colombiano porqué contaba historias con tanto malandro, a lo que el artista contestó: La bondad no es  fotogénica A renglón seguido aclaraba que la bondad funciona en la publicidad pero como él no era publicista ,no le llamaba la atención. Ponía como ejemplos sus películas favoritas y en ninguna sobresalía el final feliz. En ninguna se retrataba la bondad. El ejemplo extremo es la sagrada Biblia donde abundan los mandobles y las traiciones. “El final de la Biblia es el más duro de todos- remató.
Ciudad delirio se mueve con tanta bondad que es difícil creerla o digerirla. Algunos críticos se han mostrado molestos porque es la típica película de encargo. Pero muchas obras se hicieron por encargo y terminaron siendo obras maestras. Se me ocurre pensar en Dostoievski, a quien le dieron plazo perentorio de 21 días para entregar el manuscrito de “El Jugador (también pienso  en todos los óleos pintados para vanidad de  la realeza)
Para que aflore este milagro deben suceder dos cosas:
1.  El encargado debe tener libertad total.
2.  El encargado debe tener un universo propio y así acomodar el guion a sus propios fetiches.
Si en “Ciudad Delirio” se dio el primero, lastimosamente no se dio el segundo. Chus Gutiérrez es una directora muy malita dentro del concierto español. Quizás en manos de otro director la cosa habría funcionado. Aunque con un guion tan arquetípico, donde no hay personajes inolvidables, ni siquiera hay subtramas llamativas, hasta el cineasta mejor dotado  habría patinado.
III
De todas maneras hay directores que hicieron de la bondad su estandarte. Pienso en Bresson( quien “comulgaba antes de filmar un plano”- a decir de Carlitos Mayolo) o en Terrence Malick rescatador del panteísmo Prehispánico.
Quizás lo bonito o la bondad de una ciudad como Cali requiera de un tratamiento menos vacío, menos adornado de mujeres sin par. A “Ciudad delirio” solo le faltó decir que el Motel Kiss me era ejemplo arquitectónico de Colombia para el mundo.

Algunos espectadores han definido la película como un pastel. Yo creo que es una donut en almíbar no apta para diabéticos.