jueves, 9 de octubre de 2008

Los actores del conflicto: Peligra la vida del artista


Ante la eterna pregunta “Porqué otra película sobre el conflicto colombiano”? Lisandro Duque contesta:
- Otra? Cuáles? Se pueden enumerar con la mano. Los políticos han monopolizado el tema, llevan 50 años y no han hecho nada. Nuestro deber es quitarles ese monopolio.

Teniendo en cuenta solo el periodo que va desde la muerte de Gaitán hasta nuestros días y si por “conflicto armado” definimos como aquel que “tiene lugar en el territorio de un Estado(…)donde se oponen las fuerzas armadas de este Estado a fuerzas armadas o grupos armados que no reconocen su autoridad” ( según definición del Convenio de Ginebra 1949 ) entonces enumeremos:
Cóndores no entierran todos los días”, “Caín”, “Canaguaro”, “Pisingaña”, “Golpe de estadio”, “Toma de la embajada”, “Soñar no cuesta nada” “La primera noche”, “La milagrosa”, ”La sombra del caminante” “Edipo alcalde” ,"Carne de tu carne" y “Yo soy otro . Un poco más de los dedos de las manos (si se escapa alguna se agradece cualquier corrección). Se omiten los documentales y los cortos que tienen menos impacto y su distribución es marginal. Se omiten también, por mera dignidad, las incursiones tipo Schwarzenegger en nuestra sufrida patria.

Catorce largometrajes de ficción no es nada si se pretende contar una tragedia que lleva 60 años y no tiene solución a la vista. Haciendo una analogía veloz, la dictadura argentina duró 7 años y ha inspirado a la fecha unos 40 largometrajes. Incluso uno de ellos (La Historia oficial) ganó el muy encopetado Oscar a Mejor Película Extranjera.
Lisandro Duque no sólo ha lanzado una mirada fresca y amorosa al conflicto colombiano sino que ha realizado un homenaje en grande a la profesión de teatrero-callejero-mimo. Fresca porque no tiene la estridencia de “superproducciones” colombianas recientes y amorosa porque es un film de personajes, a partir de seres anónimos que viven a diario, actuando, sobreactuando, sobreviviendo el rebusque del arte.

Los autores del conflicto

A medida avanza el combate, los académicos y expertos se han ido apropiando de la jerga cinéfila: Escena del crimen, actores armados, secuencia de la guerra ...( faltaría travelling de las masacres, primer plano de las fosas comunes y zoom a la reparación de la victimas)
La puesta en escena de la guerra ha traído como resultado una sofisticación en el lenguaje. El titulo de la película de Duque realiza un juego de palabras en doble vía: lo que la Academia le robó al cine ahora este se lo devuelve.
Los protagonistas son pues un grupo de teatreros ambulantes. El principal de los tres ( Mario Duarte) luce en la primera secuencia una camiseta de Chaplin. Esta constituye la primera parte donde los artistas se entregan a la causa artística con alma, vida y sombrero.
Luego, cuando la historia gira hacia una situación absurda le vemos estampado a los Tres chiflados. Y cuando el asunto se sale de madre aparece en su pecho el letrero Alegoría.
Justo en el segmento de Alegoría suceden los enredos más insospechados, verdaderos gags del conflicto, laberinto de mentiras donde los Actores (de teatro) son los que menos tienen que ver en el enredo de los verdaderos actores (guerrillos, paras, ejercito, narcos) del conflicto.
En Colombia, todos somos actores por naturaleza”- dice Víctor Gaviria a propósito de los actores naturales. Para sobrevivir al rebusque hay que inventarse un parlamento, actuar un poco, darse un monólogo. En esas se la pasan esta especie de tres chiflados de Lisandro cuando la dura realidad los hace estrellarse con una Alegoría.

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